Síndrome de Piernas Inquietas

Síndrome de Piernas Inquietas

El Síndrome de Piernas Inquietas o SPI es una alteración de origen neurológico que provoca molestias en las extremidades inferiores, principalmente, mientras se está en reposo, como sucede al estar sentado o tumbado. Estas molestias provocan la necesidad de levantarse, caminar o moverse, ya que con el movimiento, las incómodas sensaciones cesan.

Un 10% de la población padece el síndrome de piernas inquietas

Entre un 5 y un 10% de la personas padecen este trastorno con independencia de su sexo. Puede presentarse a cualquier edad, siendo más habitual a partir de los 40 años.

El Síndrome de Piernas Inquietas es uno de los trastornos conocidos que empeoran la calidad del sueño, originando somnolencia a lo largo del día, así como cuadros de ansiedad y depresión que afectan gravemente a la calidad de vida de los enfermos.

Los pacientes suelen describir los síntomas como desasosiego, hormigueo, calambres, pinchazos, nerviosismo, dolor y piernas locas, entre otros.

El SPI se caracteriza por:

- La necesidad irreprimible de mover las extremidades
- Comienzo o empeoramiento de los síntomas en los periodos de reposo, como sentados en una silla o en un viaje de varias horas.
- Cese de las molestias con el movimiento. El paciente se siente aliviado cuando se levanta o camina.
- Empeoramiento de los síntomas al llegar la noche. Esta característica es la principal responsable de que el paciente tenga verdaderos problemas para conciliar el sueño.

EL SPI impide un descanso de calidad

El Síndrome de Piernas Inquietas suele tener una evolución de carácter crónica y progresiva, provocando alteraciones en el sueño de la mayoría de los pacientes, aproximadamente en un 80%.

Para el diagnóstico de la enfermedad es necesario conocer los antecedentes familiares del paciente. La existencia de SPI en la familia y los tratamientos a los que han respondido favorablemente. Además se suelen realizar analíticas para comprobar los niveles de hierro en sangre, estudios en el laboratorio del sueño, estudios de electromiografía y conducción nerviosa.

Para el tratamiento de la enfermedad existen medidas farmacológicas y no farmacológicas. Entre las no farmacológicas se recomienda mantener un horario de sueño regular, practicar deporte suave al final de la tarde y evitar el consumo de sustancias excitantes como el café, el tabaco y el alcohol.

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